Qué es una Fonoteca?
Una fonoteca es una institución cultural especializada en la preservación, organización y difusión de documentos sonoros. Así como una biblioteca resguarda libros o un archivo histórico conserva documentos escritos, la fonoteca se ocupa de proteger registros sonoros en distintos formatos: desde discos de vinilo, casetes y cintas magnéticas, hasta grabaciones digitales actuales.
Las fonotecas son, en definitiva, puentes entre generaciones. Conectan a las comunidades con sus raíces sonoras y, al mismo tiempo, ofrecen nuevas posibilidades creativas para el presente y el futuro. Al resguardar los sonidos de un país o una región, garantizan que esas memorias vivas no se pierdan y sigan alimentando la identidad cultural colectiva.
Porque necesitamos una?
Panamá es un país de enorme riqueza cultural y diversidad sonora: música contemporánea, indígenas, afrodescendiente, cantos afroantillanos, décimas campesinas, grabaciones históricas, voces de líderes sociales, pregones y registros ambientales que narran nuestra biodiversidad. Sin embargo, gran parte de este patrimonio se pierde cada día o se encuentra disperso, en riesgo de deterioro o inaccesible.
Hoy no existe en Panamá una institución dedicada de manera integral a recopilar, preservar y difundir la memoria sonora nacional. Esto significa que grabaciones únicas —cintas, casetes, discos, registros digitales— corren el peligro de perderse para siempre debido al paso del tiempo, la humedad tropical y la falta de conservación técnica especializada.
¿Qué propone la Fundación del Sonido?
La Fundación del Sonido impulsa la creación de la Fonoteca Nacional de Panamá, un espacio moderno y accesible donde convergen la investigación, la conservación técnica y la difusión cultural. Nuestro objetivo es reunir, digitalizar y custodiar colecciones sonoras de todo el país —desde grabaciones comunitarias hasta archivos institucionales— y ponerlas al alcance de investigadores, estudiantes, artistas y del público en general. No se trata solo de guardar sonidos en una bóveda, sino de activar la memoria sonora como un recurso vivo, capaz de inspirar educación, creatividad, innovación y orgullo de pertenencia.